Desde tu tienda de Toallas Personalizadas queremos darte algunas recomendaciones útiles a la hora de aliviar los dolores cervicales con toallas. La cervicalgia es una molestia que va de leve a intensa en el cuello. Cuando se vuelve insoportable se necesita recurrir a medicamentos, pero combinarlos con ejercicios y masajes adecuados en la zona afectada, precisamente, las toallas vienen a ser un elemento imprescindible para reducir y erradicar la dolencia. ¿Quieres saber lo que puedes hacer? Lee el post y sé precavido.
Causas y síntomas por problemas en la cervical
Los motivos por los cuales se desencadenan estos malestares se vinculan con malas posturas al estar sentado, leer o realizar actividades sedentarias sin mucho movimiento corporal, maloclusión mandibular (mal alineamiento de los dientes), estrés, pésima posición al dormir, tensiones, altura inadecuada al posicionar el ordenador (muy bajo o muy alto), girar o mover de manera brusca el cuello y hasta traumatismos que generan espasmos involuntarios en los músculos cerca de la nuca y alrededores; toda esta contracción hace que se bloqueen las vértebras de la cervical. A raíz de allí, se van desgastando estas vértebras o permanecen presionadas causado hernias discales. Cuando es más grave entran en contacto con nervios generando dolores en los brazos, entumecimiento, hormigueos, mareos, dolores de cabeza, además, de la imposibilidad de girar el cuello. El ser humano llega a ejecutar un promedio de 600 movimientos de cuello por hora, imagínense si se realizan bruscamente sin querer o no está alineado el cuerpo. Por esa razón, te vamos a enseñar a usar las toallas para desaparecer esas sensaciones desagradables si las has padecido recientemente o logres prevenirlas antes de que empeore.Las toallas sacan de apuros
Sin duda son bastante versátiles y mejoran el ambiente del cuarto de baño con unas ideas para decorarlas muy sencillas. La lista de funcionalidades sigue, porque son elementos útiles para disminuir dolencias, veamos en este caso, algunos ejercicios para tal fin: El primero de ellos consiste en tomar una toalla, doblarla a la mitad y si hace falta le haces un doblez más para que se ajuste bien alrededor del cuello. Te la colocas y verás cómo los extremos quedan un poco por debajo de los hombros, toma una punta (generalmente es la contraria a la dirección del movimiento), la pasas sobre la frente y estiras muy sutilmente con la mano, la función de la otra en descanso será añadir tensión para que la toalla sirva de límite sin exagerar el ejercicio. La rotación tiene que ser muy lenta, suave y, al mismo tiempo, necesitan concientizar el movimiento. Posteriormente, repites con el otro lado hasta que hagas unas 20 repeticiones o entre 3 a 5 minutos. Otra manera de relajar esos músculos al estar sentado es disminuir las tensiones del esternocleidomastoideo, localizado en el cuello. Dobla una toalla nuevamente, colócala alrededor de la nuca y sujétala por los extremos hasta que la base del cráneo tenga un buen apoyo. Después diriges la cabeza hacia atrás despacio, haz resistencia con la toalla manteniéndote unos segundos allí a medida que vas inhalando y exhalando profundamente. Esta es una forma de aliviar los dolores cervicales con toallas. Al retomar la postura inicial puedes variar el ejercicio balanceando tu cabeza de un lado a otro poco a poco. Haz una pequeña pausa al ir hacia la otra dirección, es decir, derecha, centro, centro, izquierda y así sucesivamente. Es mucho más cómodo contar con una toalla que hacerlo con las manos porque es más tosco y doloroso.Para la retracción del mentón
- Recuéstate boca arriba en la cama y pasa una toalla alrededor del cuello.
- Una vez en esa postura inclina levemente el mentón hacia arriba. Procura que la zona cervical siempre descanse sobre la toalla.
- Vuelve a la posición y rota esta vez hacia abajo sin despegar el cuello o cabeza de la cama. Puedes realizarlo diariamente por unos 5 minutos también. El movimiento mejora, pero no debe continuar si el dolor persiste porque no es la idea que empeore, preferiblemente, hágalos cuando la dolencia no esté en el punto más insoportable.